



El Día de Muertos es una de las tradiciones más vibrantes y significativas de México: una celebración de la vida, la memoria y el vínculo inquebrantable entre los vivos y los muertos. Con raíces en tradiciones prehispánicas, esta festividad se lleva a cabo a principios de noviembre, rindiendo homenaje a los seres queridos fallecidos con ofrendas, rituales y reuniones familiares. Casas, cementerios y espacios públicos se llenan de coloridos altares, llamados ofrendas, decorados con cempasúchiles (cempasúchil), velas, incienso, calaveras de azúcar y comida tradicional, todo destinado a guiar y dar la bienvenida a los espíritus de los difuntos de regreso al mundo de los vivos, aunque sea por una noche.
Cuando se trata de vivir la experiencia del Día de Muertos, Oaxaca es el destino más famoso, y con razón. Sus coloridas celebraciones, grandiosos desfiles y tradiciones profundamente arraigadas la convierten en una opción principal para los viajeros. Pero con su creciente popularidad vienen precios más altos: durante estas fechas, las tarifas hoteleras pueden aumentar hasta un 124%, los vuelos se encarecen considerablemente y muchos tours se agotan semanas antes.
Si buscas una experiencia más auténtica y fuera de lo común, aquí te tenemos una opción.
Te presentamos cinco destinos increíbles donde puedes sumergirte en la magia del Día de Muertos, sin las multitudes de Oaxaca.

En Puebla, el Día de Muertos se celebra con arte vibrante y tradiciones profundas. El pueblo de Atlixco se transforma en una impresionante exhibición de catrinas gigantes, simbolizando el alegre abrazo de la vida y la muerte. Caminar por sus calles adornadas de flores es como entrar en un altar viviente.
Para una experiencia práctica, dirígete al encantador poblado de Tochimilco, donde puedes hornear tu propio pan de muerto usando técnicas ancestrales. Mientras el pan se hornea, disfruta una comida casera impregnada de sabores locales, conectándote con el espíritu de esta celebración.
Para vivir plenamente la tradición, únete a un taller de ofrendas, donde aprenderás el simbolismo detrás de cada elemento mientras construyes tu propio altar. Desde las velas titilantes hasta el delicado papel picado, cada detalle cuenta una historia.
Con su mezcla de herencia cultural, experiencias inmersivas y exhibiciones artísticas, Puebla ofrece una manera profundamente auténtica de celebrar el Día de Muertos.
.png)
En la península de Yucatán, el Día de Muertos adquiere una identidad maya distinta. Conocido como Hanal Pixán, o “Comida para las Almas,” esta sagrada tradición mezcla rituales ancestrales con celebraciones sentidas.
Una visita al pueblo de Tekit ofrece una mirada profunda a esta perspectiva única del más allá. Camina por cementerios locales, donde las familias se reúnen para honrar a sus ancestros con oraciones, música y ofrendas. Entra a las casas mayas, donde cuidadosamente preparan altares adornados con comida, velas y decoraciones simbólicas.
Ninguna experiencia de Hanal Pixán está completa sin probar el pib, un tamal tradicional horneado bajo tierra destinado a nutrir tanto a los vivos como a los difuntos. Para cerrar el día, date un refrescante baño en un cenote, un lugar sagrado en la cultura maya que se cree conecta el mundo terrenal con el espiritual.
La combinación en Mérida de tradiciones mayas, rituales ancestrales y patrimonio culinario la convierte en un lugar inolvidable para vivir el Día de Muertos desde una perspectiva diferente.
.png)
En Guadalajara, el Día de Muertos es más que una celebración: es un viaje a través de las antiguas creencias de las culturas indígenas de México. Esto se manifiesta especialmente en el recorrido teatral del Camino del Mictlán, donde los visitantes caminan por una recreación del legendario camino de nueve niveles que las almas deben recorrer para alcanzar su descanso final.
Más allá de los mitos, la ciudad cobra vida con talleres dedicados a ofrendas, tzompantlis (muros de cráneos) y pan de muerto, que permiten a los visitantes interactuar directamente con los símbolos de la tradición.
Ya sea explorando el rico folclore del Mictlán, creando tu propio altar o horneando pan de muerto tradicional, Guadalajara ofrece una experiencia inmersiva e inolvidable del Día de Muertos llena de historia, cultura y relatos.
.png)
En lo profundo de la exuberante selva de Quintana Roo, el Día de Muertos es una experiencia íntima y profundamente espiritual. Las familias se juntan para crear altares llenos de platillos tradicionales, velas y decoraciones simbólicas, honrando a sus ancestros en un ritual sentido.
Una de las tradiciones más queridas es la preparación del pib, un tamal grande envuelto en hoja de plátano, relleno de carne sazonada y cocido lentamente bajo tierra. Los viajeros pueden participar en esta experiencia culinaria práctica, aprendiendo las técnicas ancestrales detrás de este plato sagrado antes de compartirlo en una comida comunitaria.
Más allá de la comida, los encuentros ceremoniales llenan el ambiente con oraciones, música y relatos, uniendo a generaciones. Este es un lugar donde el tiempo se detiene, permitiendo a los visitantes vivir el Día de Muertos en su forma más genuina y sentida.
.png)
Aunque Ciudad de México es uno de los lugares más emocionantes para vivir el Día de Muertos, la disponibilidad de hoteles para este año ya es muy limitada, por lo que planear con anticipación es clave. Aun así, no podíamos dejarlo fuera de la lista.
Esta enorme y vibrante ciudad ofrece una forma única e inmersiva de vivir el Día de Muertos a través de sus mercados llenos de vida y ricas tradiciones culinarias. En el Mercado Jamaica, el único mercado de flores 24 horas de la ciudad, el aire se llena con el aroma del cempasúchil y el copal, mientras coloridas ofrendas adornan los puestos, mostrando la profunda conexión entre la comida y el recuerdo.
Una de las mejores maneras de explorar esta tradición es a través de un tour gastronómico guiado que te lleva al corazón del mercado. Probarás delicias tradicionales como el pan de muerto, un pan esponjoso infusionado con flor de naranja y espolvoreado con azúcar, y calabaza en tacha, calabaza cocida lentamente en jarabe de piloncillo hasta quedar irresistiblemente suave. No te pierdas los famosos tacos de chorizo verde, una especialidad local llena de sabores intensos.
Más allá de la comida, la experiencia es un inmersión profunda en el significado de los altares del Día de Muertos: entendiendo el simbolismo de las velas, flores y ofrendas, rodeado de los mismos artesanos que los crean. Ya sea disfrutando bebidas ancestrales como el pulque o simplemente dejándote envolver por el ambiente festivo, el Mercado de Jamaica en Ciudad de México es un destino imprescindible para quienes desean vivir el Día de Muertos a través del sabor, aroma y tradición.
El Día de Muertos es más que una festividad: es una ventana a las profundas tradiciones de México, donde la vida y la muerte se entrelazan en una celebración de la memoria, el amor y la cultura. Aunque Oaxaca sigue siendo un destino popular, estos cinco lugares ofrecen formas auténticas e inolvidables de vivir esta sagrada tradición, ya sea a través de la comida, el arte, rituales antiguos o ceremonias sentidas.
En Rutopía creemos en viajar diferente, no como turistas sino como verdaderos exploradores que se sumergen en las tradiciones locales y descubren México más allá de lo evidente. Si buscas una experiencia de Día de Muertos que se sienta real, personal e inolvidable, déjanos llevarte.