Perdido en el corazón de la densa y húmeda vegetación de las montañas de la Selva Lacandona, en el magnífico Estado de Chiapas, en el sureste de México, se encuentra el pequeño pueblo de Nahá, un verdadero oasis de tranquilidad
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Con una población menor a 200 habitantes, Nahá alberga a la comunidad indígena de los Lacandones. Estos hombres y mujeres son algunos de los últimos descendientes directos de los Mayas en México. Profundamente ligados a las tradiciones de su cultura ancestral, los Lacandones de Nahá mantienen vivas las costumbres y creencias transmitidas de generación en generación. En esta región del país, ellos encarnan un vínculo vivo con la rica herencia maya, perpetuando así un legado cultural único y valioso.
Los Lacandones de Nahá, además de preservar su lengua, su vestimenta tradicional y sus antiguos rituales, mantienen una relación especial con la naturaleza, heredada de las civilizaciones prehispánicas. Su ejemplo nos recuerda la importancia vital de cuidar nuestro entorno, una lección que todos deberíamos adoptar hoy.
En pleno corazón de la Selva Lacandona, Nahá está casi aislado del resto del Estado de Chiapas, lo que contribuye indudablemente al mantenimiento y preservación de las costumbres y técnicas ancestrales. Este aislamiento forma parte del encanto del lugar, preservando su autenticidad y su legado cultural.
En Nahá, los hombres continúan la tradición de dejar crecer su cabello, atribuyéndole poderes mágicos a sus cabelleras, mientras visten túnicas blancas, tal como lo hacían sus antepasados. Las mujeres, por su parte, visten atuendos similares, adornados con bordados ligeros y acompañados de collares de semillas, lo que distingue su apariencia.
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Los habitantes de Nahá, en el corazón de la Selva Lacandona, también continúan practicando el chamanismo y otros rituales ancestrales de la cultura Hach Winik, o “maya lacandón” en dialecto. Estas ceremonias, dedicadas a las antiguas deidades, se llevan a cabo en templos y ofrecen una experiencia inmersiva y relajante. El incienso y el aroma del copal quemado, así como los cantos e invocaciones que las acompañan, contribuyen a crear un ambiente único, propicio para la relajación y la conexión espiritual.
Además, una de las actividades principales de los originarios en Nahá desde hace siglos es la pesca, practicada de manera tradicional. También viven de la agricultura y la artesanía, especialmente en torno a la cerámica, usando técnicas transmitidas de generación en generación. De hecho, la milpa es un sistema ancestral de cultivo que combina tres plantas. Aunque ya no la necesitan para la caza, los Lacandones mantienen el conocimiento de fabricar arcos y flechas con madera, perpetuando así una antigua tradición.
Pruébate la cerámica y conviértete en arquero en Nahá
Finalmente, la privilegiada ubicación geográfica de Nahá, en el corazón de la Selva Lacandona, así como la riqueza de su entorno, permiten desde siempre a sus habitantes vivir en perfecta armonía con la naturaleza. Hoy, la comunidad indígena sigue rindiendo culto a ciertas plantas y flores que sus antepasados consideraban dioses.
El pueblo se encuentra además en una zona protegida: la reserva de Nahá, declarada área de protección de flora y fauna en 1998 para preservar los recursos naturales excepcionales de la región. En la Selva Lacandona habitan varias especies en peligro o en riesgo de extinción, como el quetzal y el jaguar, reflejando la increíble biodiversidad de México.
Disfruta de la tranquilidad de un lugar natural excepcional
Gracias a su lago, su biodiversidad exuberante y su riqueza cultural, Nahá, en el corazón de la Selva Lacandona, es un destino ideal para los amantes del ecoturismo. Este tipo de viaje responsable privilegia destinos naturales respetando el medio ambiente y apoyando a las comunidades locales. Para quienes desean hacer caminatas en una jungla densa, habitada por especies raras, o paseos tranquilos por un lago sereno, Nahá es un verdadero paraíso. Además, conocer a los habitantes locales, profundamente ligados a sus tradiciones, ofrece una experiencia enriquecedora y auténtica a los viajeros.
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El pueblo de Nahá, en pleno corazón de la Selva Lacandona, es un lugar único para quienes buscan escapar de su rutina diaria. Con su patrimonio cultural y el legado maya aún muy presente en la vida diaria de los Lacandones, además de sus paisajes excepcionales, Nahá encarna todo lo que hace que México sea tan maravilloso.
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